No lo niego: hoy tampoco siento. Pero estoy entre el pensamiento y la quietud de un otoño que no llega. Ya no sé que decir, tampoco sé lo que siente o lo que se puede sentir.
El calor de una mano amiga, el beso de quién se niega a llegar, la voz que no me atrevo a escuchar, el silencio que se tornó melancolia, los aterdeceres a horarios de niños, las gavitas sin cantos y el arena que se enfría con el correr de los días. Todo cobra sentido cuando lo vives, cuando eres parte de esa escena...y te das cuenta que...es puero y sencillo, pero sin sentido.
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