Una voz llegó desde la lejanía, se posó en mi cabeza y se volvió dueña de mi. Era una voz débil,pero que fue creciendo a través de los días y que hoy se convirtió en un grito...un grito que clama por nosotros, un grito que no se disulve con la lluvia, un grito dado por tu voz.
Mi voz se pierde mientras busca la tuya. Mis plabras se quiebran contra el hielo que nos envuelve, y mis gritos se ahogan al intentar escuchar los tuyos.
No me dejes, no me abandones, haz que el silencio sea quién mantenga nuestras voces unidas.
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