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dimanche, février 25, 2007

Mensaje

El botón rojo estaba prendido y parpadeaba. Me acerqué y descubría que eran por lo menos 25 mensajes. Me pregunte rápidamente quién o quienes podrían haber sido...La verdad era que no quería investigarlo. Estaba agotada, había sido un viaje largo y muy variado. No quería enterarme de las noticias de otros, ni tampoco sentirme obligada a responder aquellas llamadas. Pero mi mano fue directo hacía aquel brillante botón. Una voz que no quería escuchar apareció. Eras tú. Pensé, ilógicamente, en hablarte, pero no estabas, sólo tu voz era la que cubría la habitación. Mis lágrimas empezaron a rodar nuevamente por mis mejillas. "¿Por qué volviste a comunicarte conmigo?" me preguntaba mientras trataba de secar algunas gotas de tristeza de mi rostro. "¿Por qué te empeñas en torturarme?".
Tu voz era todo lo que escuchaba. Quería perdonarte y salir en busca tuya. Pero mi propio orgullo no me permitía abrir nuevamente la puerta para correr a ti y decirte que todo estaba bien y que yo si te perdonaba.
Me decías: "... busquemos una solucíón, tiene que existir, por favor ayudame a encontrar nuestro camino..." Esas palabras calaron hondo en mi, pero no podía. Te había perdonado tantas veces y siempre te equivocabas una y otra vez. Pensaba que si te perdonaba y nos ibamos lejos, lejos de todo lo que nos rodea, podríamos comenzar de nuevo...De hecho todavía lo pienso.
¿Quién sabe? ¿Quién lo niega? ¿Qué tiene de malo? ¿Me esperarías un poco más?
Debo decir que aún no respondó ese mensaje...no existe. Está libre entre ustedes, entre nosotros. Ojalá existierá un diálogo, pero definitvamente ya no hay nada.