Hoy después de tanto tiempo, vuelvo a escribirte.
No sé que decirte, a veces pienso que te he contado todo y que no me quedan palabras para regalarte. Pero justo cuando creo que ya no hay más, apareces tú con tu dulzura y en mi cabeza nacen nuevas palabras para lanzarlas al viento.
Samuel, a veces pienso que eres parte de mi imaginación, que no eres más que una bella foto y eso me duele. Me duele saber que no te tengo, que no puedo tomar tu mano cuando camino por la playa; me duele tener que entender que la distancia marca diferencias; también me duele comprender que nosotros luchamos por algo en común ¿Cierto?
Al mismo tiempo, pienso que no importa nada. Que cada segundo que se va, cada día que se termina me acerca a ti, me da ganas de seguir y que más allá de los "detalles" geográficos, somos tú y yo.
Quizás sea un sueño, tal vez algo completamente alejado de la realidad, pero no me importa.
¿Para qué negar? Cambias mis días, me haces cada vez más feliz.
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